Ahora surco tus aguas enigmáticas
Tus pretéritas soledades umbrosas
Y me sumerjo hondo y vehemente
En tus nubes abrileñas cual Albatros
Cansado y feliz de haber cruzado tus cálidos
Mares insistentes, calmos e insistentes…
Me interno sin brújula hasta tus regiones
Ignotas, impensadas y planto mi simiente
En tus prados ardorosos
Bebo de ti el vino prohibido de tu savia
Inquieta
Escancio tus temblores indómitos
De pez blanco y mantequilla
Celebras con música de alas
Mi osada ocurrencia de volver
A descubrirte nueva, intocada
Recién nacida, como flor abriéndose
Al mundo y recibiendo el ardiente
Rocío de guardados tesoros encofrados
En mis alforjas inconfesables