El reino en la cabeza
Este es el reino de la utopía
Clausurada
De las banderas a media asta
Del “sentido pésame” pródigo y
Abundante
De la precariedad democrática
Sometida a escrutinio de las
Ansiedades estranguladas
¡He aquí, Señores portaestandartes
De la desdicha ataviada de una
Absurda felicidad Mar adentro!
¡Venid, corderos de la redención,
A presenciar su última misericordia
Bajo la soga implacable de
La barbarie con rostro humano
La comuna solidaria copula en masa
Bajo los influjos de la luna llena
Desquiciada por las tóxicas órdenes
Del monarca atado al botalón del llano
Los nuevos heraldos de la patria vituperada
Esquilman las ilusiones multitudinarias
Izando razones cual volantín precipitado
En los acantilados de la incertidumbre.