Monte Ávila Editores: el buque insignia hundido
Rafael Rattia
Casi con estupor leí este Domingo 20 de Abril en el diario Últimas Noticias una lamentable entrevista al Presidente de la principal empresa editorial del Estado venezolano donde el leit motiv de toda la conversación versó en torno al espantajo de la “autoexclusión” de escritores que el novelista Carlos Noguera considera no afectos al gobierno revolucionario.
Sostiene Noguera que si Monte Ávila Editores no re-edita los libros de los insignes creadores como Rafael Cadenas, Eugenio Montejo o de Ana Teresa Torres es por la mismísima culpa de ellos; pues la casa editorial que él dirige le ha faltado poco para arrodillarse ante estos consagrados escritores y, como colofón de la entrevista, les hace un llamado público, por el amor de Dios, escritores, que “vuelvan al redil” de la revolución, que esta es su casa. El caradurismo nogueriano no tiene límites: tres de cada mil. Por cada cien escritores vetados por la editorial gubernamental re-editan la memorable y admirable “Piedra de Mar” del glorioso y legendario Pancho Massini.
Es comprensible, mas no aceptable, que la máxima editorial estatal haya experimentado un giro copernicano hacia la izquierda; es obvio, pues su Presidente viene las tenebrosas militancias sesentonas de la izquierda autoritaria marxista, que nada tiene que ver con la venerable y respetada izquierda libertaria, autogestionaria y anarquista de inspiración bakuninista y kropotkiniana de raigambre heterodoxa y librepensadora que tomó por asalto los pasillos ucevistas durante la parricida jornada de la renovación universitaria de los años 70.
Me consta y con dolor dejo pública constancia de ello: decenas de poetas, ensayistas, narradores, etc; han sido segregados y apartados al desván de los trastos viejos, echados al pote de la basura de la editorial oficialista por proponer libros cuyos contenidos no se avienen a los cartabones ideológicos-doctrinarios del paradigma marxistizante de viejo cuño que signa las erradas políticas editoriales de MonteÁvila Editores.
¿Por qué Carlos Noguera no convoca igualmente a Israel Centeno, Milagros Mata Gil, Harry Almela y a otros centenares de valiosos escritores a consignar sus originales en las colecciones de la Editorial que dirige? Obvio, la herética ortodoxia que guía su quehacer gerencial le impide el natural ejercicio de una gestión democrática. La mezquindad y el egoísmo sectario nunca son compatibles con la cultura democrática. El código Chávez de Eva Golinger vende más que Derrota de Rafael Cadenas.